jueves, 1 de octubre de 2015

•Aprecio más que nada mi vida interior, mi exquisito mundo privado, aquel que, aunque quisiera, no podría explicar.

Aprecio más que nada mi vida interior, mi exquisito mundo privado, aquel que, aunque quisiera, no podría explicar. Es tan fructífero, es de tantos colores y tiene tantísimos matices, que no se podría entender la dimensión ni la importancia que yace en él. Quisiera explicarlo. Quisiera que mi ocio tuviera sentido para la sociedad y, sin embargo, soy condenada. Sé que ahora no entienden. Pero ya van a entender. En algún momento mis compañeras de colegio tampoco entendían por qué cuando me decían 'Estás ojerosa', yo contestaba con una sonrisa cansada pero brillante. Y quizá siguen sin entenderlo; a decir verdad, me cansa tener que explicarle todo a la gente. Y no soy soberbia, no. Pero estoy cansada. Ni mi cuerpo, ni mi alma, ni mi mente están preparados para explicar mucho más, para vivir muchos años más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario