miércoles, 1 de marzo de 2017

you’re my stars, my sun, my moon, you’re my entire galaxy.


Nos despedimos en silencio. Pero cuando se había alejado unos pasos, se detuvo por un instante, se dio vuelta a medias, casi con timidez, y en su mirada me pareció advertir pena, ternura, desesperación. Pensé en correr hacia él y en besar su cara, sus ojos llorosos, su boca amargada; y en en perdirle, en rogarle (sí, más), que nos viéramos, que me permitiese estar cerca. Pero me contuve. Bien sabía que era utópico y que nuestros destinos tendrían que proseguir sin encontrarse... 
hasta la muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario