¿He de escribir todos los días el mismo poema?
Tú nombre en mis libretas...
¿Acaso no se repiten,
como latidos de lo inútil,
las mismas penas
grises y débiles como las hojas de diario?
Ya el tiempo parecía coagulado
como la sangre
de una herida mil veces
abierta y mil cerrada.
Era una masa espesa,
atascada en su sitio.
¿Qué vendría después?
Ya apenas percibía el dolor o la rabia.
Jamás nos conocimos,
y aún así
escribí un poema.
Lo dejé dentro de ti.
L.テ・アモ.
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