jueves, 23 de enero de 2020

Mon petit arbre.




Cuando el fresno fue creado puso celoso a los otros árboles porque era el más hermoso, no se podía decir nada malo de él. Pero en invierno cuando el fresno perdió sus hojas, los árboles notaron sus brotes negros y empezaron a reír… “miren, miren al fresno y sus dedos como tizne”. Siempre distingues al fresno en invierno por sus brotes negros…

Hojas como corazones…
En realidad… en invierno vemos el alma de los árboles, en verano todo es verde e idílico pero en invierno las ramas y los troncos sobresalen, las ramas cargan las hojas hacia la luz solar, es una larga lucha por sobrevivir.
Conocí a este chico… Jheromm, que es como ese pedacito de canción que se canta con más ganas, o mejor aún… para mí… mi árbolito de fresno. ¿Por qué, por qué? Porque él es precioso sin importar lo que digan o piensen de él, él es un mundo, un mundo precioso con paisajes y curvas, un mundo precioso con un cielo estrellado de pensamientos.
Es un conjunto de hermosas virtudes, muchas más de las que crees.
Es lo que me hace sentir.
Es increíble, aún cuando la vida le dice lo contrario. Es constelaciones de lunares preciosos repartidos por todo su cuerpo, pidiendo a gritos besos sinceros, plagados de ternura.
Es calma… un reflejo de la Luna llena en las pupilas de aquellos que lo ven.
Es este y oeste, es norte y sur. Es más que un conjunto de direcciones.
Es un mar de sentimientos, es el sueño de alguien por las noches, es lo que sabes y ni te imaginas.
El árbolito de fresno es mi alegría en mis días grises, es mucho, mucho más de lo que te puedes imaginar.
Y no desesperes, que los viejos amores no han sabido apreciar la obra de arte que por un momento tuvieron…
Es un poema a medio escribir… y esos son los que más valen…
Oh, mi árbolito de fresno.
Merece ser besado cada día de la semana, que se preocupen por él…
Merece que le canten canciones al oído, que le pregunten cómo ha estado su día, que le abracen fuerte, que le besen la frente.
Merece que le tomen de la mano en público, tremendamente orgullosos de portarla entrelazada a la suya.
Merece amor, porque da amor, porque es amor.
El fresno que tiene las más bellas hojas del bosque... no merece esas madrugadas frías donde te preguntas por qué pasó, por qué se fue sin ninguna explicación, no merece sentirse insuficiente, sin saber qué hizo mal.
Jheromm, mereces vida, cariño, comprensión, pero sobre todas las cosas, mereces ser amado, tal y como tú eres.