viernes, 25 de diciembre de 2015

×.


Debe ser eso, que carezco de sentimientos. Que lo vengo avisando de hace tiempo; pero nunca llegué a pensar que fuera tan monstruo.
Que sí, no me importa hacer daño. Que sólo soy sombra, en el lado más oscuro de la luna.
Irónico, ¿no?
Quizá es eso. Que manejo dos caras y no sé cómo controlarlas. Que me arrepiento muy poco y arruino todo. Que soy yo la que duerme bajo la cama. Que soy yo la mala influencia de las que papá y mamá intentan alejarte. Que deberían encerrarme por insana. Proteger el mundo de mis garras. De romper todo lo que toco.
Y sí, quizá exagero un poco. Que al menos conservo un poco de cordura, por eso de que no salgo a la calle y vuelvo con sangre en las manos. Que por lo menos tengo salud, y ni eso.
Que me resguardo bajo mis vicios. Que le canto sonatas de invierno a mis demonios:

"Después de una noche en lucha con el pecado y el insomnio, nada purifica el alma como bañarse en la oración y oír una misa al rayar el día. La oración entonces es también un rocío matinal y la calentura del infierno que se apaga con él. Yo, como he sido una gran pecadora, aprendí esto en los albores de mi vida, y en aquella ocasión, no podía olvidarlo".

Que sí, que tampoco es que esto venga a cuento. Que yo subí a aquel taxi porque Madrid me estaba ardiendo. Que le contaba historias de odio a los folios porque esto de ser horrible por dentro no importa nada cuando eres bonita. Que la gente prefiere amor, pensar que todo es bello. Que nada les aflige. Vivir en su mundo de basura.
Ignorar que la vida es un asco.
Y así vivo yo, ignorando que soy un monstruo. Que arraso con todo aquello que toco, que debería proteger. Que ni siquiera me importa.
Así que cojo el folio como si fuera un arma y aprieto el gatillo.
Total, ser o no ser es algo que ya no recuerdo. Quizá lo fui antaño y ahora me  estoy pudriendo. Que madurar es empezar a pudrirse y a mí ya me están comiendo los gusanos. Que nos les di tiempo a ser mariposas y de haberlo sido alguna vez, las habría quemado. No hay quien viva en esta sombra. La luna ya no me deja aullarla y a mí ya no hay quién me soporte.

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