sábado, 5 de diciembre de 2015

La carta.

Me gusta cualquier lugar donde imagino que aparecerás espontáneamente, doblando alguna esquina.
Me gusta pensarte siempre que me lo permito y que dejo de temer al dolor.
Me encantaría escuchar ese tono de voz... tan agradable, dulce, melódico, hasta seductor, interesante.
Ese tono que queda perfecto para adornar todas esas acertadas palabras, donde increíblemente tu hermosa voz es capaz de ir de la mano con tus palabras, digas lo que digas, cuando expresas tu enojo, tus razones, tu filosofía, tu dolor, tu alegría y el placer de tus bromas, y tu música, cuando cantas, amo cuando cantas.
Podría pasarme todo el día hablando de ti, pero nadie podría entender tus maravillas en su totalidad, si no te han tenido como yo te he tenido, si no te conocen como te conozco.
Muy a pesar de lo que creas o no, nunca voy a olvidarte.
He tratado de buscar ese fulgor en algunos otros ojos, intento buscar unos tan hermosos, igual o más hermosos que los tuyos, he buscado tu chispa en muchos colores de ojos, en muchos tamaños y formas, en muchos rostros, y sin importar lo que sean, sin importar la mirada que tenga enfrente y cuán hermosa sea esa, prefiero ver ese par, expresivos, grandes y profundos, aquellos que siempre están hundidos en el cráter delicado de tus ojeras. Ante el solo, me has cautivado mirándome a los ojos, como el color de las nueces. Prefiero mirar la viveza de ellos con sus largas pestañas alrededor, vivaces que parece incluso que están alegres, aunque me consta que por dentro no tienes más luz que una cueva, que creo yo que te recuerdan que tienen vida, más vida aún que la tristeza y la fatiga que se ven de vez en cuando, están vivos, y quién sabrá mejor lo que es vivir que quien le pesa la vida, ¿no lo crees?
Me he vuelto adicta, no a tus ojos solamente, si no a tu cara, a toda tu cara, cuando te veo concentrarte en algo y busco tu perfil para poder observar tu pequeña nariz. Es la nariz más perfecta que he visto tan cerca.
Podría escribirte no una carta, si no un libro, un libro completo donde podría hablar de ti desde el prólogo, hasta el final y aún me quedaían palabras para hacerte una trilogía.
Si pudiera nombrar tus atributos, o lo que más me gusta de ti, no podría resumirlo, porque me gusta todo y todo es muy importante, estoy enamorada incluso de tus defectps, los cuales haces que te queden bien y no me explico cómo logras hacer que a mis ojos, parezcan virtudes.
Me gusta incluso cuando actúas como si fueras feliz, pero más me encanta hacerte sonreír y sin poder evitarlo me contagia tu alegría, es la satisfacción de poder hacerte feliz a ti, hombre sombrío, versátil, quien de un momento pasa de polo a polo, a quien si le mueves algún sentimiento, podrías hacerle explotar. ¡Parece que me encanta perder la paciencia! A veces eres tan tierno. A veces en tus manos se puede sentir el amor... y de tus labios tersos, carnosos y rosas de manera deliciosa, se puede percibir la ternura que aunque no digas nada que despida algún sonido de tus cuerdas vocales, aunque no digas nada te juro que se siente. Cuando tu sonríes y bromeas me haces sentir tan plena, tan tranquila, como si nada malo existiera en mi vida, todo se me olvida y siento que floto.
Es tan extraño. Y de un momento a otro, parece que estoy con el ser mpas indiferente y cruel. Que nunca va a enamorarse como yo de él, por que él es el humano y yo soy el juguete, el objeto, siempre quise que me observaras usar a los demás, porque muy a pesar de ser un objeto, quería ser tu objeto digno, no parecer tan utilizada, no parecer el entretenimiento de el bello niño que tiene mis hilos entre sus dedos y me trata como titere, que actúa como si me amara para confundirme y que siempre esté allí cuando me necesite. Y yo también tengo sentimientos, siempre los tuve, incluso mucho más que tú monstruo, pero a mi nadie me mira, en mi nadie piensa, porque no tengo tu cerebro manipulador e innovador, yo no poseo esa inteligencia tan profunda y atrayente, llena de gracia, una inteligencia que no slo esa capaz de devorar libros y mover un pincel con las manos de una manera precisa y creativa, que parece increíble que los trazos se hayn hecho en tu mente desde el principio. Por eso, yo siempre y para siempre soy y seré la estúpida. La hermosa persona de la qje enamoré, puede hacerme ver como la peor incluso cuando él se está quivocando.
Y esyo terriblemente enamorada, y digo terrible porque es lo que es, es horrible, es un infierno, porque ni siquiera me libero, porque tan solo con sacar un poco de tu, no sé si real o actuado juego de amor, me tienes de nuevo ahí, sobre todo y sobre todas, no importa a cuantos hombres tenga que esquivar para encontrarme de nuevo con tu mirada y tu estrecha cintura, que cuando abrazo me llena de amor al percibir su tamaño y la fragilidad de tu cuerpo.
Te odio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario