miércoles, 19 de octubre de 2016

Buzón de salida.


Te escribo para que sepas que aún
conservo tus cartas que incluían
promesas y sueños que ahora
parecen más imposibles que antes y
sólo me recuerdan a todas las
mentiras escondidas en te quieros y
abrazos, todos los besos con los ojos
abiertos y todas las sonrisas de
lobo disfrazado de oveja.

Te escribo para que sepas que
tenías razón, que todo tú era
algo oscuro que no debía conocer,
tocar o abrir, que eras alguien
de quién no me podía fiar,
que me arrepentiría de observar
la oscuridad de tan cerca, que eso
me dejaría ciega.
y así fue.

Te escribo para que sepas que aún
no confío, que ya nada me resulta tan
fácil como antes, que parece que el peso,
de esas personas con las que tus manos y
labios pasaban más tiempo, cae sobre mí,
y no me deja respirar.

Te escribo para que sepas que aún
tengo contados los latidos que faltan,
los amaneceres que veríamos desde la
cama, sigo sabiéndome cuánto tardaba en
recuperar la respiración cuando me escribías,
me leías o me susurrabas mentiras bonitas.

Te escribo para que sepas que aún
pienso en todo lo que no hicimos, en
todo lo que dijimos, prometimos y no
cumplimos; pero también me rompo cuando
pienso en todo lo que sí hicimos, todas
las bocas que callamos, todos los planes
cumplidos, todos los abrazos dados sin
pedirlos, todos los te quiero que mentían,
y todas las miradas que me estremecían.

Te escribo para que sepas que aún,
sigo siendo la chica que dejaste en
aquella estación, diciendo adiós con la
mano, ilusionada con el abrazo y el
beso del reencuentro, soñando despierta
todos los planes; los lugares que visitar;
los momentos que pasar; y cada verbo en infinitivo con un
juntos por detrás.


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