sábado, 24 de diciembre de 2016

El mundo deja de ser un asco.


El mundo era un maldito asco.
De días grises.
De lluvia que no paraba.
De ganas de ya no desear nada.

Entonces aparecías y sonreías.

Se detenía todo. Incluso dejaba
de llover en tus pestañas.
Y te juro que me daba igual
que fuera un asco, si tú me abrazabas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario