sábado, 7 de abril de 2018

Querido K...







Lo entendí desde el primer día en que no recibí ese mensaje que me enviabas todas las mañanas.
Para mí era imposible creer lo que por mi mente en realidad estaba pasando,
porque no quería aceptar la posibilidad de que te estabas alejando.
No dejaba de pensar en la idea de que no me amabas tanto como yo a ti.
Me ilusioné, no sé con qué, pero lo hice.

A los días siguientes, que seguían pasando como si nada para ti,
yo me iba dando cuenta de lo engañada que estaba al pensar que lo nuestro era algo importante para ti. Es más, llegué a la conclusión que para ti soy sólo una opción.
Cuando, para mí, eras mi prioridad.

Y por más que intenté negar esa idea en mí cabeza, con el paso de los días se hacia más evidente.
Estaba enamorada de ti y de eso no había duda, pero no sabía muy bien el por qué, quizás lograste despertar cosas en mí que yo pensaba que ya no existían. "Me devolviste las ganas de volver a querer".

Aunque sólo fuimos una ilusión.
Porque lamentablemente el amor no viene con instrucciones y mucho menos con advertencias.
Existe una infinidad de fracasos, como también la verdadera posibilidad de ser feliz, de estar pensando todo el día en ti con una sonrisa en el rostro, y eso es lo que a mí me sucedía y creo que por eso me afectó tanto.

No te miento, me dolió mucho, pero ¿cómo te decía que quería ser tu prioridad?...
Era como obligarte a que te interesaras un poquito más en mí, o que me dedicaras más tiempo, o que me quisieras como yo a ti. La verdad, no quería mendigar tu amor, ya que tú sabías lo que sentía por ti y aún así no lo supiste valorar.

Realmente pensé en la idea de un futuro juntos. Pero no.
Mejor ya no.

Te amaba, ¿sabes?... 
Te amaba tan maldita y sinceramente.
Y ni siquiera te importó.



No hay comentarios:

Publicar un comentario