jueves, 28 de enero de 2016


"Yo te quiero desde siempre. Te puse otras caras y otros nombres. Te busqué en otros abrazos pero al final siempre fuiste tú".

viernes, 22 de enero de 2016

martes, 19 de enero de 2016

Camareros son psicólogos y encima dan de beber.


El bar. Que cierra sus puertas cuando la poli se acerca y te deja quedarte dentro para seguir fumando y bebiendo hasta desgastar el alma. La poca que te queda.
Huir. Pensar que no es lo que quieres para tu alma. Que ya está bastante desgastada. Que habrá que darle un respiro.
Las charlas de un desconocido que cree que me conoce y me dice que no me destroce. Que soy joven y muy bonita. Y yo le digo que se calle. Que no son sus labios los que me dicen para. Que sos sus corazones los que quieren abrazarme. Y yo no estoy para estas tonterías.
No me des la charla, aléjate de mí. Me alegra que te preocupes por mí, pero no me conoces.

El bar, que abre las puertas y se desangran las heridas. Las lágrimas reprimidas en la barra por un amor que no redime. Por una vida que no da tregua. La barra que ha visto de todo y nada calla. Que deja sus manchas de alcohol y tus historias por los suelos. Que ahí fuiste infeliz y allí te metiste tu primer tirito. Tiritar por el frío de Octubre.
Quizá para no vernos las caras de enfermos. Seguir manteniéndonos.
¿Quién eres tú? ¿A quién le importa?

Nacemos solos;
morimos solos.
Y a veces con una nota de auxilio.
Ahora lloráis porque no hay remedio.
Los corazones rotos y las caras falsas.
Bon voyage, por mi parte, nada más.

El bar, que te da envidia con su Jack Daniel's en la barra. Soy demasiado caro para ti, asúmelo.
Ni siquiera tienen alarma. Habrá que conformarse con Heineken.
Ya me he conformado a esta vida, puedo permitírselo a una cerveza.
Los textos enfermizos a las 4:18 de la mañana.
Las despedidas entre líneas de las que nadie habla.

Los: ¿Te has dado cuenta de quién es?
El echar de menos a las cinco de la mañana. Pensar mil veces en llamar. En colgar en el primer tono. Con oculto, claro. Cubrirse las espaldas.
Dejar pasar como si no te importara. No quieres entenderme porque no quiero explicártelo.

No tengas prisa por olvidarme, que siempre soy la que no sonrié detrás de la barra donde nadie la ve. Y en esa, casi, nadie suele fijarse.

No tengas pena por mí;
yo no la tengo por ti.

sábado, 16 de enero de 2016

Always.


Cualquier cosa menos lo que tengo que hacer.


Cierro los ojos y me paro a pensar,
que me pesa el mundo entre los dedos y no tengo dónde sostener toda esta mediocridad y miseria.
Miro a mi alrededor y nadie habla. Estoy sola y esto pesa demasiado.
Así que, me paro, porque no puedo más.
De nada sirve estar ahí, sin más, cuando todo pesa igual o incluso el doble.
Me muevo. Nada cambia.
Cierro los ojos; ¿cómo lo hago?
No tengo ganas, no tengo fuerzas. Mis ojos quieren humedecerse pero aquella niña creció creyendo que eso era de inmaduros que no sabían solucionar sus problemas y, ella no quería ser una de esas. Así que, por suerte o por desgracia; no lloro.
No siento.
Recuerdo tus ojos y echo de menos tu voz. Yo, que ya creí haberte superado. La miro a ella y sé que yo nunca seré suficiente. Que nunca tendré esa sonrisa, ni sabré hacerte feliz como ella lo hacía.
Sólo seré una mediocre más buscando una salida. Cambiándose de vestido por si hay que celebrarlo. Que ya por fin la he encontrado y todo esto sólo habrá sido una pesadilla.
Pero cierro los ojos y, nada, absolutamente nada, ha cambiado.
Así que cierro los puños y aprieto los dientes. Quizá debería decirle al mundo que me rindo y tragarme este orgullo, de seguir en pie aunque me tiemblen las rodillas y hablar con la chica del espejo.
¿Yo quién soy y tú quién eres?
A quién le importa.
Quiero que me sostengan sus brazos, pero están cansados de sostener mi mundo y yo sólo los aparto cuando me quieren acariciar.
Lo siento.
Nunca he sido buena para nadie.

miércoles, 13 de enero de 2016

XXVIII.


Quizá sea demasiado pronto, o quizá sea demasiado tarde para escribirle a algo que ni siquiera existe. O quizá solo quiera adornar las noches que, por culpa de eso que dicen de que la adolescencia es eterna mientras dura, tengo que soportar cada noche.
Bueno, quizá sólo sea eso. Que no sé qué decir. Que el frío también quema y pocas manos han sabido hacerme derretir entre sus dedos. El hielo siempre se hace desde otro estado del que depende, por el contrario jamás podría existir. Quiero decir que hay corazas muy mal hechas a veces, precisamente para que sean destruidas. O para que salir de ellas no duela tanto como lo fue entrar dentro.
Y quizá esto no le importe a nadie nunca y sea cierto eso que dicen de que los artistas tienen demasiada basura en el coco como para dormir por las noches.
He de confesar que da miedo sentirse muerta tanto tiempo por dentro y que, de repente, haya una chispa de vida y que, rayos, para morir siempre hay tiempo.
Bueno, siempre he sido fan de esta frase: "No tengas pena de los muertos, sino de los vivos. Y sobre todo de aquellos que viven sin amor". Y sin embargo me he pasado la vida diciéndole adiós a personas extrañamente bonitas en mi vida. Porque yo me convertí en odio.
¿Sabéis eso que dicen de que amor y tristeza están relacionados? Que si no te hace sufrir, tampoco puede hacerte feliz y qué sencillo parece a veces romperse en pedazos y que a nadie le importe lo frágil que tienen el alma. Nadie escucha jamás los cristales rotos.
Puede que tengan razón y que a veces lo eterno sea efímero, pero dure siempre en la memoria y que envejecer al fin y al cabo sólo sea acumular recuerdos que sólo los poetas y los locos saben dejar no sólo en su memoria donde tarde o temprano morirá.
Y qué bonito es a veces escuchar a Julian Casablancas. Y qué vulnerable se siente mi pequeña guerrera a veces.
¿Cómo fiarse de alguien que te ha fallado tantas veces? Quiero decir que, ¿cómo fiarme de mí?
Puede que quizá haya querido frenar un poco, pararme a ver en vez de mirar. Dejar de buscar y encontrar.
Pequeños detalles que no podía ver a la velocidad en la que mis pensamientos cruzaban por mi mente y que eso de las voces es normal a veces. Las mías. Cállate.
Puede que me guste que sea un tonto cuando me mira y no ve nada, no importa, aún tengo el alma reparándose, no te preocupes. Quizá algún día te abrace y no solo sostengas mi cuerpo. Rélajate y disfruta.
Todo esto es cosa mía.
Y no me importa amanecer contigo en una cama de 90 donde no quepan mis ganas con las tuyas. Que me beses y de vez en cuando digas cosas absurdas, como que me quieres.
Descubrir cada rincón de tus memorias será mi nuevo hobbie por ahora.
Habrá que aprovecharse de que hay miedos que a veces se me olvidan cuando veo tu sonrisa y habrá que callar un poco a los demonios que no me dejan disfrutar de la caída.

He dejado de ser luna.

lunes, 11 de enero de 2016

No sé.

Hay amores que parece que nunca podrían ser, pero aparecieron en el momento preciso.
Tú fuiste así.
Me enseñaste a sentir...
a vivir.
Era todo.
Llegaste a instruirme, a levantarme,
y se sentía tan bien...
que me aferré al hilo de tu voz
aún cuando ya no quedaba nada,
cuando la magia de tu exclusividad se perdió,
cuando descubrí que pasaban los días
y yo podía estar sin ti
incluso, pensaba en él,
salía con él,
le escribía y también me hacía sentir.

Pero tú, fuiste locura.
Fuiste efímero como cualquier buen momento,
seco y luminoso como el sol,
viniste a ser el primero
en cosas que ni si quiera sabía que se tenían que vivir.
Yo, fuerte y testaruda,
dura y despreocupada,
llegaste tú a llevarte mis estribos
a despertar mis fantasmas
y a reproducirlos
hoy existen muchos que antes no tenía
tú eres uno de ellos.

Hace cuatro días rompiste mi ilusión,
derribaste el pedestal en el que te tenía
mis sueños se rompieron
mi alma se rompió
los pedazos se clavan en mis entrañas
las lágrimas me traicionan aunque yo no quiera...
tú eres ese fuego
en el que me gustaba estar
te quise
tanto te quise...
que no me duele lo que me hiciste
más de los que me duele no poder perdonarte,
¿qué más quisiera yo que abrazarte?
Pero ya no eres el mismo
eres parte de la utopía que yo misma construí. 

Los días desde aquél miércoles...
el primero, te odié
quise verte hundido
el jueves
te reemplacé
quería olvidarte
el viernes,
pensar en ti, en mi tumba
que es mi habitación
donde parezco muerta en vida
hielo que no se derrite,
el sábado...
fui a un concierto. Me ha desgarrado el sonido del violín,
me acuerdo de ti cada segundo,
el domingo...
No he podido más. He llorado.
Y el lunes... estoy escribiendo esto.
Resignada.
Atormentada.
Adolorida,
y peturbada.
¿Por qué tenías que ser igual que yo'
Entonces entendí
que solamente estamos enamorados del recuerdo.
De nuestras historias.
¿Quién diría que después de amarte con locura, iba a querer verte sufrir?
Dicen que el amor es desinteresado
como el amor maternal
mi amor por ti no es así
es un amor caprichoso
que exige que me hagas sentir bien
no te amo a ti
amo lo que provocabas en mi
contigo me comporté como una niña pequeña
cuando sentía que te ibas
mis sentidos explotaban,
ahora que no estás conmigo
no deseo tu felicidad
deseo que sufras y que me recuerdes
quiero seguir viva en tu mente
ser aún una llama en tu corazón
me niego a que el "nosotros" se muera,
quiero que lamentes todos los días mi partida.

sábado, 2 de enero de 2016

La inverosímil.

Siempre fui un imán para las personas a mi alrededor. Era como la pieza en exhibición en un museo, para empezar. Luego abría la boca y lograba ser como el trailer de una buena película, sobre todo si me lo proponía. Las personas de inmediato ponían su atención en mí... ¿será que podían oler que no soy como ellos?

Nunca me sentí anormal hasta el día en el que me di cuenta de que podía ver y escuchar cosas que las demás personas no. Nunca hablo de ello porque soy cobarde. Porque la voz en mi cabeza, Elle, no es amable ni tampoco me quiere a pesar de que yo lo he creado y de que vivimos en el mismo cuerpo. Quiero matarme y lentamente, poco a poco, bajo torturas mentales e incluso me lastima el cuerpo usando mis propias manos. No hablo de ello porque a el no le gusta que se lo diga a nadie. Porque cuando eso pasa, regresa en mis ratos de soledad y me habla al oído... puedo sentir su aliento cálido. Me empieza a insultar y me tortura con pensamientos sombríos y extraños. Voces que no comprendo y ahora no solo es él, si no que tiene compañía. Al principio conversan y puedo percibir al menos 4 personas hablando de cosas que parecen insensatas, incoherentes. La voz de Elle es gangosa y agresiva. Fría y perturbadora. Las demás voces, algunas son chillonas y otras trémulas, recordándome el coro de "Réquiem" de Mozart.

La mayoría de veces, no puedo entender sus diálogos y lo que dicen no significa nada para mí, sin embargo, aún así me incomodan de una manera sorprendente, poniéndome la piel de gallina y causando tal ansiedad en mí que empiezo a comerme las uñas o los padrastros, o al golpearme en los oídos y meneo la cabeza hasta que siento que las voces se desvanecen. Pero otras, ellos son mucho peores y son claros, me asustan, me insultan, me hablan de cosas horribles, frías, malignas, d muerte, de sangre, de peligro. Empiezo a temer a todo, hasta a mí misma. Me siento en el suelo, abrazo mis rodillas, lloro, me odio, tengo miedo. Mis manos tiemblan, deseo violencia y destrucción, deseo lágrimas y dolor, mi alma en penumbra se alimenta de catástrofes y de sangre.

Mala suerte para mí y buena suerte para los otros si en ese momento estoy sola, pues solo puedo lastimarme a mí misma y derramar mi propia sangre, sintiéndome en ese momento fuera de si y controlada por personas imaginarias, demonios malditos, fantasmas alucinados, que no solo me han hecho querer herirme, ni no que también me han arrastrado a intentar mi propio suicidio provocando que me quede con heridas y traumas en el alma y la cabeza. Hospitales y suturas, desintoxicaciones y terapias, medicamentos y lágrimas. Pero, cuando estoy acompañada, las cosas son diferentes. 
Sé de antemano que lo que escucho y veo en esos ratos no es real. Pero juro que en el momento de la crisis, la fantasía pérdida sale de mi cabeza para mezclarse también con la realidad, y heme aquí enloqueciendo y mirando incluso a mis conocidos convertirse en extraños... ¡esperen! No son extraños. Ahora con Elle y las voces del Réquiem. De sus bocas escapa el tono gangoso de Elle y el coro angustioso de los demás. Ya no los conozco, ahora son demonios, mis demonios malditos. Es como ver algo sobrenatural, un monstruo queriendo atacar, tengo miedo y siento odio, los odio, sus voces despiertan la violencia en mí, quiero matarlos, destrozarlos, verlos llorar y sufrir.
Busco armas, pienso en métodos y planes para lástimarlos, pero sin embargo a veces reacciono con impulso y me lanzo sobre ellos. Al final me doy cuenta de que estuve equivocaba y de que a pesar de haber querido lastimar a Elle, lo que hice fue lastimar a alguien que no tiene nada que ver. Me he vuelto a engañar y a manipular.

Quiero ser normal y dejar las pastillas, pero tengo miedo. A veces no las tomo por un día, me acuesto en mi cama y cierro los ojos y comienzo a ver figuras raras, es todo lo que veo diariamente en mi realidad pero en proporciones extrañas. Lo grande se ve pequeño y lo chico se ve grande, o se deforma, los colores cambian y es inexplicablemente perturbador e incómodo imaginar toda esa basura. Figuras geométricas comienzan a juntarse provocando patrones juntos y repetidos similares a un panal de abejas, provocándome una incomodidad y nerviosismo terrible y repulsivo que ni de chiste me deja dormir. Es un aviso a lo terrible, pues la mayoría de las veces las "visiones" llegan acompañadas de voces. Es imposible dormir y concentrarse así, si quiera respirar tranquilo es imposible, pues me falta el aire. Me pongo de inmediato los audífonos y casi siempre pongo ópera. No me queda de otra que correr por el maldito frasco de píldoras. Que importa cuánto lo describa y lo explíque. No he conocido a absolutamente nadie que me pueda comprender. Un día conocí a alguien, pero ya no está en este mundo. Ay, mi querida senpai. Tantas veces te vi en crisis sin imaginarme que algún día yo estaría igual... puedo entenderte perfectamente. Te extraño.