lunes, 2 de enero de 2017

He muerto mil veces esperándote.





Te escribo a ti, mi amor, mi monstruo.
Una herida por cada vez que pienso en ti y me estoy muriendo.

Mi amor, mi dolor.

En esta noche tan fría de verano te escribo
mirándote a los labios intentando leer la
crueldad de tu mirada.
Tu sonrisa era como mil cuchilladas en el
estómago y juro que me moría de amor y 
dolor porque quería ser las comisuras de tu 
boca estirándose hacia arriba pero no podía.
Aún te espero cada mes en el rincón favorito
de mi oscuridad, a la espera de que tus 
labios se cierren y empiecen a hablar.
Anhelo tu piel fría pero la confundo con la
cuchilla que rasga mi piel cada vez que el
bolígrafo se desliza por la hoja de mis
lamentos.

He muerto mil veces esperándote.

No quiero que vuelvas pero echo de menos
tus manos.
Me he perdido en las mentiras de tus ojos y
me encanta y te necesito tanto que me arden
las entrañas por tu piel.
Envidio la sangre que corre por tus venas
porque es parte de ti y quiero fundirme con
tu cuerpo.
Anhelo el sonido de tu voz tan falso y bello, 
tan malvado y tranquilizador...

Te escribo a ti, monstruo,
porque te has convertido en uno de mis 
demonios y ya no puedo deshacerme de ti.
Sangro por tu recuerdo y porque mis deseos
me confunden.
Quiero atravesarte el pecho con mi
sufrimiento para abrazar tu corazón y
sentirme en casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario